Por: FETUR Nacional
El mundo entero está hablando de Suecia. La noticia corrió como pólvora: los médicos pueden “recetar viajes” como parte del bienestar de sus pacientes. No es exactamente medicina institucional, sino una estrategia brillante de Visit Sweden llamada The Swedish Prescription. Una idea tan simple como poderosa: transformar al turismo en una herramienta terapéutica.
La receta no incluye medicamentos, sino experiencias: un baño de agua fría para despertar la mente, una caminata por el bosque para reducir el cortisol, una pausa con café y conversación para aliviar la soledad. Detrás del gesto simbólico hay evidencia científica sólida sobre los beneficios de la naturaleza, la cultura y la socialización en la salud mental. Y detrás de esa evidencia, una campaña que logró lo que pocas consiguen: que el planeta entero hablara de turismo con lenguaje médico.
Lo fascinante es que esta iniciativa abrió una puerta que no se puede volver a cerrar. Ya nadie ve igual al turismo después de esto. Lo que antes se entendía como lujo o evasión, hoy se percibe como bienestar. Y ahí es donde México tiene que entrar, no copiando el formato nórdico, sino perfeccionándolo. Porque algunas copias superan al original cuando aterrizan en contextos donde la accesibilidad y la diversidad son la regla, no la excepción.
En Suecia, un viaje terapéutico es aspiracional. En México, puede ser posible. Donde ellos tienen bosque boreal, nosotros tenemos selva, desierto, montaña, costa y comunidad. Donde ellos tienen silencio, nosotros tenemos ritual, hospitalidad y sentido de pertenencia. Donde su modelo se vuelve caro y exclusivo, el nuestro puede ser incluyente, cálido y económicamente sostenible.
Imagina un médico mexicano que, en lugar de prescribir solo ansiolíticos, pueda sugerir un retiro de cinco días en la sierra de Oaxaca, un programa de respiración en Bacalar, o una caminata consciente en la Sierra Norte de Puebla. Imagina que un seguro de salud incentive el turismo de bienestar porque reduce síntomas y evita hospitalizaciones. No es utopía: es integración de sistemas que ya existen.
México no necesita inventar la tendencia, necesita estructurarla. Las universidades ya forman terapeutas holísticos y gestores de bienestar. Las comunidades rurales ofrecen hospitalidad ancestral. Los destinos turísticos buscan diferenciarse con propuestas auténticas. Los gobiernos locales necesitan políticas de diversificación y descentralización. El terreno está preparado, solo falta conectar las piezas con inteligencia.
Lo que Suecia vendió como concepto, México puede convertirlo en política pública y motor económico. La clave no está en copiar el formato de prescripción, sino en institucionalizar la experiencia. Crear guías clínicas ligeras que vinculen estrés, sueño o salud emocional con tipos de entornos. Establecer convenios entre secretarías de Turismo y de Salud para impulsar programas piloto. Medir resultados. Publicar datos. Hacer ciencia aplicada al turismo.
Porque si hay algo que México puede enseñar al mundo, es que la sanación no está en el precio del boleto ni en la perfección del itinerario, sino en el vínculo humano que se crea cuando un territorio te recibe y te transforma. En ese sentido, la verdadera “prescripción mexicana” ya existe; solo falta reconocerla, ordenarla y proyectarla.
Suecia tuvo la idea. México tiene el alma, la escala y la capacidad de hacerla funcionar. Y cuando eso ocurra, no estaremos siguiendo una moda europea, sino liderando una nueva categoría: la del turismo como política de bienestar global.
Margarita Carbajal Carmona
Actual Presidenta Nacional de la Federación de Empresarios Turísticos A.C. (FETUR). Con mas de 30 años de experiencia en el ámbito empresarial ha liderado proyectos exitosos en la industria, destacando como Directora General de MARTOM S.A. DE C.V., una reconocida Tour Operadora en Cozumel. Además, ha desempeñado roles clave en organizaciones de renombre, promoviendo el desarrollo de la implementación de tecnología en el sector turístico y la colaboración empresarial.