En la antesala de la Copa Mundial de la FIFA 2026, una barrera económica se erige para la participación de aficionados internacionales, particularmente aquellos provenientes de países que requieren visa para ingresar a Estados Unidos. La administración del presidente Donald Trump ha promulgado la “One Big Beautiful Bill Act”, una ley que establece un incremento considerable en las tarifas de visas no inmigrantes. Esta medida, anunciada el 4 de julio de 2025, entrará en vigor con el inicio del año fiscal 2026, es decir, a partir de octubre de 2025, coincidiendo con el gran evento deportivo.
La nueva normativa impone un “Impuesto de Integridad de Visas” (Visa Integrity Fee) de $250 dólares, que se sumará al costo base de casi todas las categorías de visas no inmigrantes. Por ejemplo, una visa de turista o negocios (B-1/B-2) que actualmente cuesta $185 dólares, pasará a tener un costo total aproximado de $472 dólares. Este cálculo incluye el “Visa Integrity Fee”, la tarifa de procesamiento de visa ($185), un cargo I-94 ($24) y el costo del sistema ESTA ($13). De manera similar, otras visas como las de estudiantes (F/M), trabajadores temporales (H, L, O, P, Q, R) o de intercambio (J) también verán un aumento sustancial. Es importante recalcar que solo las visas diplomáticas (A y G) están exentas de este cargo adicional. Aunque la ley contempla la posibilidad de reembolso de este cargo de $250 bajo condiciones específicas –requiriendo la salida del país dentro de los cinco días posteriores al vencimiento de la visa–, el proceso no se perfila como automático ni sencillo.
La justificación oficial de la medida, según el gobierno estadounidense, radica en la necesidad de “reforzar la integridad del sistema migratorio” y financiar la contratación de más agentes fronterizos y la modernización de la infraestructura aduanera. Desde Washington, se argumenta que este costo extra busca disuadir las sobreestancias y fortalecer los controles de seguridad. El vicepresidente JD Vance ha señalado que se esperan “millones de visitantes”, probablemente de “cerca de 100 países”, y ha enfatizado que, si bien son bienvenidos para “celebrar” y “ver el partido”, deberán “irse a casa cuando se acabe”.
Sin embargo, esta postura ha encontrado una sólida resistencia. Organismos como la U.S. Travel Association han manifestado su preocupación, calificando la tarifa como un “arancel autoimpuesto” al turismo, una industria que representa un motor económico vital. Geoff Freeman, su presidente, ha señalado que esta decisión envía una señal equívoca a los viajeros internacionales en un momento donde se debería buscar la máxima apertura.
Mientras tanto, la reacción de los países coanfitriones, México y Canadá, ha sido más contenida. Aunque la Tarjeta de Cruce Fronterizo para mayores de 15 años de México no sufre este incremento, la medida impacta directamente a los ciudadanos de terceros países que deseen ingresar a Estados Unidos para presenciar los partidos, incluidos aquellos que opten por la ruta terrestre desde los vecinos del norte y sur. Este descontento subraya la percepción de que la barrera económica podría ser excesiva para muchos fanáticos.
El posible impacto económico y turístico del Mundial 2026, con sus proyecciones de miles de millones de dólares en ingresos para las ciudades anfitrionas, se ve ahora bajo un escrutinio más agudo. Un informe de la FIFA, en colaboración con la Organización Mundial del Comercio, ha proyectado una asistencia total superior a los 6.5 millones de personas, con un 40% de turistas internacionales. Esto significaría que Estados Unidos, como principal sede, podría esperar recibir alrededor de 2.6 millones de visitantes internacionales directamente relacionados con el evento.
No obstante, existe un temor palpable de que el encarecimiento del acceso disuada a un segmento importante de aficionados, especialmente aquellos de ingresos más modestos o provenientes de regiones con economías menos robustas, quienes podrían verse obligados a reconsiderar sus planes de viaje. Esto podría traducirse en una menor afluencia de visitantes de lo esperado, afectando la derrama económica proyectada para el evento y limitando la diversidad cultural que tradicionalmente acompaña a la Copa del Mundo. La visión de un Mundial “para todos” podría, para algunos, transformarse en una experiencia más selectiva, marcada por las fronteras económicas impuestas en la víspera de la gran celebración.
Margarita Carbajal Carmona
Actual Presidenta Nacional de la Federación de Empresarios Turísticos A.C. (FETUR). Con mas de 30 años de experiencia en el ámbito empresarial ha liderado proyectos exitosos en la industria, destacando como Directora General de MARTOM S.A. DE C.V., una reconocida Tour Operadora en Cozumel. Además, ha desempeñado roles clave en organizaciones de renombre, promoviendo el desarrollo de la implementación de tecnología en el sector turístico y la colaboración empresarial.